Como alternativa de apoyo a personas no bancarizadas que requieren dinero para sus negocios, sin tener que acudir a los conocidos gota a gota y pagadiarios, los círculos solidarios toman fuerza como esquema de financiación en estratos bajos de la ciudad. Se estima que unas 8.000 personas en el Valle de Aburrá ya son beneficiarios del esquema de préstamos solidarios que lidera por la Corporación Fomentamos. Se trata de la conformación de grupos hasta de 15 personas cada uno, quienes aplican a un crédito colectivo. “Todos se hacen solidarios y responden por el pago del crédito”, indicó Dídier Jaime Lopera Cardona, gerente de Cotrafa Social y miembro de la junta directiva de Fomentamos.
Este esquema maneja créditos de bajo monto, que pueden ir entre 50.00 y 350.000 pesos, aunque también hay hasta de un millón de pesos. En 12 años de trabajo con este modelo asociativo en la ciudad, se han prestado 53.456 millones de pesos, donde lo más importante es generar hábitos de ahorro y formar a las personas en buenas prácticas administrativas y en modelos cooperativos. “La condición es que los miembros de cada grupo sean conocidos, no importa que estén reseñados en centrales de riesgo. Sabemos que la gente pobre es la que mejor paga. Tenemos una cartera morosa que no pasa del 0,5 por ciento, mientras que la del sistema financiero está en 3.2 por ciento”, agregó Lopera (ver recuadro).
Diferencias notables
Basta con realizar la siguiente comparación. Mientras que el paga diario cobra intereses del 20 por ciento, los círculos solidarios no cobran más del 2,8 por ciento. Es decir, para un crédito de 100.000 pesos, el “gota a gota” cobra 20.000 pesos de interés, frente a los 2.800 pesos que máximo cobran los círculos solidarios. Esa gran diferencia es la que permite generar ahorro. Se estima que los ahorros provenientes de este modelo están 1.500 millones de pesos, depositados en diferentes cooperativas de la ciudad. Asimismo, el 60 por ciento de quienes usan este modelo se sale del pagadiario y les enseñan la cultura del ahorro. Se aspira a que en 2016 se llegue a los 15.000 usuarios de los círculos solidarios en Medellín.
De otro lado, Luis Jaime Jiménez, superintendente delegado del ahorro de la Superintendencia de Economía Solidaria, explicó a EL COLOMBIANO que esta práctica es válida, se reconoce como legal, aunque se hace mediante corporaciones o fundaciones que “no son de supervisión nuestra. Solo vigilamos cooperativas, fondos de empleados y mutuales”.
LA MICROHISTORIA CONSOLIDACIÓN DEL EQUIPO DE TRABAJO
Desde hace 6 años, John Jairo Gómez es uno de los beneficiados de este esquema. Es distribuidor independiente de productos naturales y además de acceder a recursos frescos, aprendió a organizar su negocio, a repartir mejor el tiempo, a llevar su contabilidad al día y hasta mejoró la atención a sus clientes. “Nuestro círculo se llama ‘Multiplicadores’, somos 19 personas, es sólido y nos ayudamos entre todos”, apuntó Gómez. Todos ellos están dedicados al comercio, algunos con puestos fijos de venta en el centro de la ciudad, otros con panaderías o confiterías, por ejemplo, “nos hemos compenetrado tanto, que ninguno ha fallado en los pagos que diferimos a 12 semanas (3 meses). Todos hemos crecido, incluso ahorramos el 10 por ciento de lo que nos prestan”, comentó.
EN DEFINITIVA
En aras de formalizar los créditos que se gestionan en la calle, evitando pagos excesivos de intereses y recibiendo formación administrativa, es que los círculos solidarios ganan espacio en la ciudad.
Artículo publicado en El Colombiano el 22 DE DICIEMBRE DE 2015